Con pies de pato (II)

Que soy un poco patosa con los pies no es nada nuevo a estas alturas. Mi teoria sobre esta inutilidad piecil recae a mi parecer en la peculiar morfoligia de mi dedo meñique. Tan chiquitin es el pobre que no tiene una forma definidia, simplemente esta ahi, un guruño de carne que se esconde por debajo de los demás dedos y que evidentemente me resta estabilidad cuando estoy de pie.

Siguiendo con la lista de los tozolones mas memorables en mi vida, contare a continuación la historia que a mi parecer podria ocupar el puesto numero cuatro, o dicho de otra forma: "el dia que me quede sin merienda".

Recuerdo que cuando era pequeña, los niños ibamos al colegio tambien por las tardes (hoy en dia desconozco si esto sigue siendo asi). Solo eran dos horas, pero supongo que de las mas valoradas por los padres. Por aquellos entonces yo tenia una rutina diaria que debia de cumplir si queria irme a jugar, a perrear o a intentar emborracharme con bombones de licor (esto es otra historia) a la salida del colegio. Cada tarde, cuando volvia a casa a dejar la mochila, me tocaba recoger la cocina que por motivos de trabajo a mi madre no le daba tiempo. Era mi manera de contribuir como buena y adorable hijita que soy.

Terminabamos las clases a las 17:00 horas, mi amiga S y yo llegabamos a mi casa 15 minutos despues, fregaba los platos en un momentin, rapiñabamos un par de pastelitos cada una para merendar y nos ibamos hacia su casa a dejar su mochila para finalmente disfrutar de lo que quedaba de tarde. Así dia tras dia.

Una tarde cualquiera, saliamos las dos de mi casa. Para llegar a casa de S habia varios caminos. Nosotras siempre nos decantabamos por ir campo a traves (ya dije que en PuebloMaravilloso antiguamente habia muchos descampados), pues era la manera mas corta de llegar y por donde iba todo el mundo. Casualmente aquel dia en mitad del camino habia unas vallas tiradas en el suelo. S que parecia como si lo viera me advirtió: -"Oye ten cuidado no te caigas con las vallas"-yo ensimismada comiendome mi pastel de chocolate relleno de nata conteste: - "Las veo, las veo".... -"Si, pero como nos conocemos, ten cuidado no te caigas"-......-"Tranquila hombre que las veo"-.......En ese mismo momento se me paso por la cabeza que quizas seria bueno pasar intencionadamente por encima de las vallas (extremando las precauciones, claro...) y demostrar que al no caerme tampoco era tan torpe y poder regodearme en mi logro para repetir hasta la saciedad: -"No me he caido, no mehe caido, ves como no me he caido..."-

Me cai.

Los pies se me engancharon entre los alambres de las vallas y di de bruces contra el suelo a la vez que mi adorado y delicioso pastel se escachaba contra el suelo mezclandose de tierra, hormigas y algun elemento mas de la fauna y flora del lugar.

En aquel momento no me importaba la vergüenza de que la gente que por alli pasaba se riera de mi...lo que me importaba era que me quede sin merienda y que mi amiga S a la vez que se descojonaba de la risa me decia una y otra vez: -"Yo tengo merienda y tu no...yo tengo merienda y tu no...uuummmmmm pastel...".

Conclusión: ¡Sientate y come tranquila! (que razon tenia mi madre cuando me lo gritaba)